Yo nunca había podido experimentar lo que es estar muerto, no existir en realidad. Y anoche lo viví. Me morí durante tres momentos diferentes, me pareció bastante interesante así que les voy a contar lo que tienen que hacer si quieren saber cómo es la muerte sin morirse para siempre. Pensando en mi patria chiquita, entre meditaciones y sonidos del bombo caminaba, creo que estaba bailando y saludando a la gente a la vez. Llegué a la estación, el bus se demoraba, yo pensaba que bañarse se siente muy bien. Recordaba la sensación de limpieza que experimenta mi nariz cuando siente el agradable olor de una piel hidratada con aceite de almendras. No me dí cuenta cuánto tiempo pasó, pero cuando por fin llegó, entré a él envuelta en una masa de color gris, café y azul oscuro, eran esclavos que se movían desesperados y no se daban cuenta que yo estaba ahí muy tranquila y que no quería ser perturbada. Ellos técnicamente me arrastraron al interior, como tratando de decirme: "aquí te quedas y no vas a estar tan tranquila durante el resto de tu vida, así que acostúmbrate al 8 y al 5".
Decidí no prestarles atención y sujetarme al pedacito de tubo aguado y mojado que colgaba del techo, empecé a sentir un mareo a los diez minutos de trayecto. Mientras más mareo sentía, más lento iba el bus y afuera todo se movía rápido, sentía que estábamos detenidos en un segundo y que ese segundo era tan lento que podían pasar cincuenta carros al lado y nada adentro se movía. En ese punto me dí cuenta que yo no era la única que iba a morir ese día. La sensación del movimiento externo cada vez era más intensa, así que cerré los ojos y en el siguiente segundo que tambien fue eterno, me agaché. La gente a mi alrededor seguía normal, no tenían por qué alterarse, lo único que podía pasar era que vomitara sobre uno de ellos, pero yo me aseguré de que eso no pasara. Retomé el control de mi cuerpo, y me levanté. A mi lado estaba una señora que me preguntó: "¿Estás mareada? ¿Te sientes bien?", en verdad sí estaba mareada pero me sentía bien, me sentía muy bien, así que nada más asentí con la cabeza y le dije: "Tranquila, gracias." Me recomendó cambiarme de lugar, y acomodarme frente a una ventana para que me entrara aire, le hice caso inmediatamente. Un tipo que estaba al lado izquierdo me miraba y después de un rato de estar ahí, colgada de ese asqueroso tubo, me dijo: "Si te vas a caer, cáete para este lado que yo te recojo." Yo no le contesté nada, obviamente no tenía nada que decirle y en verdad no me hubiese gustado caer sobre él. Volví a cerrar los ojos y ví nubes y un sol radiante, se veía tan lindo que me quedé ahí quieta hasta que logré bajar de ese bus rojo.
Cuando llegué a la siguiente estación, tenía la sensación de que había mucha más gente de lo usual; no sabía qué hora era, no quería saber, pero el sól solo podía verse cuando yo cerraba los ojos. Caminé, caminé y caminé más. Salí de la estación 63 y entonces fue en mi siguiente parada donde volví a desaparecer. Yo quería comer una arepa rellena, entré al lugar pasando a través de unas cuantas personas que obstruian la entrada, me senté, dije: "Buenas...", nadie contestó, "Buenas noches, buenas..." habían tres personas encargadas que pudieron haber contestado, pero ninguna lo hizo, no volteban a mirar, no me escuchaban, porque yo no estaba ahí. Una de ellas paso a mi lado, me miró y sonrió, pero a ella tampoco la escuchaban, ni la veían, así que supuse que ella también estaba muerta. Y veía mucha gente afuera, gente que caminaba y que había visto tambien en la estación, gente muerta.
Abrí los ojos y entonces sí me vieron, la señora que siempre me atiende me preguntó que quería yo hice mi pedido y esperé que me diera mi comida. Miré hacía mi derecha y el reloj decía que era la 1:15 a.m., me asusté porque había salido a tomar el primer bus a las 6:30 p.m. y no podía haberme demorado tanto en llegar, aunque me había pasado tres estaciones mientras estaba agachada, no tenía sentido haberme demorado tanto. Aunque esa fue mi primera muerte y por eso tal vez me había demorado mucho más. Comí muy rápido, a la 1:20 ya había terminado mi gaseosa y mi arepa, no estoy segura de haber pagado la cuenta, pero sí sé que me levanté y me fuí. Llegué al lugar en el que vivo, que no es mi casa, es sólo el lugar en el que vivo, y me senté. La mantequilla estaba afuera y me estaba hablando. No había nadie, sólo ella y yo, me seguía diciendo cosas, me miraba fijamente y yo no sabía que decirle, estaba muy apenada por haber llegado tan tarde, pero le aseguré que no era mi culpa, que me había muerto dos veces y que no sabía si eso volvería a suceder, así que no tenía sentido pedirle perdón si tal vez volvería a pasar.
Ella dejó de hablarme, yo entré al baño sin saber que estaba lleno de ranas, pero tenía que orinar, había tomado mucha agua. Me metí a la ducha, tenía la ropa puesta, pero una amiga me había dicho una vez que era muy bueno bañarse con ropa, me acordé de ella y lo hice, aunque no sé si lo hice bien, pero lo hice. Entré a mi cuarto, miré por la ventana y ahí estaba él, ya lo había visto antes, un par de veces me había encontrado con alguien que se le parecía, traté de verlo con más detalle, pero estaba oscuro, las ventanas estaban algo sucias y no podía ver bien, tenía algo rojo saliendo de mis ojos, era como un aire con una extraña potencia que no me dejaba hacer nada de lo que yo quería hacer, como llegar temprano, yo quería llegar temprano, pero mis ojos permanecían cerrados.
Me dí cuenta que otra vez estaba muerta porque abrí los ojos y cuando los abrí él ya no estaba; estaban todos los demás, los de la estación, los del bus rojo, la señora que me sonrió, pero él ya no estaba sentado donde lo había visto. Esa tarde comenzamos a caminar de una manera muy extraña, creo que la mayoría de las personas que se veían por fuera de nuestras cabezas estaban pensando que algo nos pasaba. En realidad, sí. Habíamos tomado mucho vino. Pero resultaba extraño porque el efecto de adormecimiento nos despertó mucho más en el sueño. Volví a cerrar los ojos y en ese momento dejé de escribir, me quede quieta mirando al sol.
Creo que lo que tienen que hacer queridos amigos es siempre cocinar los champiñones con esa mantequilla mágica.
jueves, diciembre 17, 2009
martes, diciembre 15, 2009
This surely is a dream
So what? I might be awake for the next 24 hours and then something wrong is going to happen to me? Do you really think I'm not gonna be able to get up and stand up after my dream time? Of course I will, I always do. Do you think I'm doing this just because you asked me not? Don't you know I love caffeine? Don't you know I love to think about the day I'll see? Do you know anything about me at all? You don't have a clue... It doesn't matter, I haven't had enough time to notice if I'm wrong or right about you, in my dreams I can't even think about time because it doesn't exist... so I don't think this is my dream, I guess it's yours and I'm just another character telling you what to think about you and about me. But tell me is it really yours? Can you change me? Can you turn down the lights? Are you a product of my imagination?
Sure, there he was giving me his funniest, sweetest, little secret smile. I will never forget the first time we saw each other, I thought I'd never see him again; I mean we were so young when we met, and by that moment life was ours to dream and fly away as we wanted it. But after the last time, everything between us changed. I'm sure none of us knew it would happen that way, but there was nothing we could do. When I was 20 I used to think I was the same little girl who wrote notes and played the cello, with only one different thing, by that moment there was someone special in my live and I started to write frecuently... And then when I was 40 I thought I was the same 20 year old girl who wanted to scream to the rest of the world that they were just some army of ants pointing their antennas to the wrong direction. Yesterday I turned 50, my first novel was published five years ago, and by this moment I feel like I'm in my 30's, I wanna get a nice bath at the beach, drink a cup of wine looking at the sunset and rest in my hamaca all day long.
He's there for me, we never said goodbye, one night I told him if I met him when we were old, I'd kiss him like the first time, and I did. So he never left me and that is why right now he's waiting for me to stand in front of him to say that my eyes are still dancing as I hug him and I think mama this surely is a dream.
Sure, there he was giving me his funniest, sweetest, little secret smile. I will never forget the first time we saw each other, I thought I'd never see him again; I mean we were so young when we met, and by that moment life was ours to dream and fly away as we wanted it. But after the last time, everything between us changed. I'm sure none of us knew it would happen that way, but there was nothing we could do. When I was 20 I used to think I was the same little girl who wrote notes and played the cello, with only one different thing, by that moment there was someone special in my live and I started to write frecuently... And then when I was 40 I thought I was the same 20 year old girl who wanted to scream to the rest of the world that they were just some army of ants pointing their antennas to the wrong direction. Yesterday I turned 50, my first novel was published five years ago, and by this moment I feel like I'm in my 30's, I wanna get a nice bath at the beach, drink a cup of wine looking at the sunset and rest in my hamaca all day long.
He's there for me, we never said goodbye, one night I told him if I met him when we were old, I'd kiss him like the first time, and I did. So he never left me and that is why right now he's waiting for me to stand in front of him to say that my eyes are still dancing as I hug him and I think mama this surely is a dream.
miércoles, diciembre 09, 2009
Lloré y lloré
"Yo te recuerdo cariño. Mucho fuiste para mi. Siempre te di de mi encanto. Siempre te lleve mi vida."
Tú sólo eras un niño
cuando yo te amé.
Y hoy, como ayer, lloré.
Lloré hoy por la tardecita
como el día que me dijiste que ya te ibas.
Como en la primera y la segunda despedida.
Tantos sueños, tantos días.
Ahora sé que el silencio
es el peor enemigo del alma,
y el mayor amigo de la prudencia.
Pero aunque entiendo tu silencio, me duele.
Me duele que mis ojos no puedan ver el sol.
Me duele no sentirte cerca y no poder llegar.
Tú sólo eras un niño
cuando yo te amé.
Y hoy, como ayer, lloré.
Lloré hoy por la tardecita
como el día que me dijiste que ya te ibas.
Como en la primera y la segunda despedida.
Tantos sueños, tantos días.
Ahora sé que el silencio
es el peor enemigo del alma,
y el mayor amigo de la prudencia.
Pero aunque entiendo tu silencio, me duele.
Me duele que mis ojos no puedan ver el sol.
Me duele no sentirte cerca y no poder llegar.
martes, diciembre 08, 2009
Pocas respuestas, pocas palabras
Tengo un pequeño problema. No puedo dormir, no quiero dormir porque sé que mis sueños me dirán la verdad. No sé si quiera que me digan que no tengo veinte años, que no soy hija de mis padres, que no me llamo Ana y que ya no estás aquí.
Tengo un nuevo día asomándose por la ventana, esta luz me recuerda el sueño aquel. Sueño que no viví ni en mi casa, ni en mi cama. Ese sueño contigo nadie más me lo va a dar. Y si me vuelvo a dormir tampoco lo tendré. Y aunque esté despierta no lo olvidaré.
Tengo un nuevo día asomándose por la ventana, esta luz me recuerda el sueño aquel. Sueño que no viví ni en mi casa, ni en mi cama. Ese sueño contigo nadie más me lo va a dar. Y si me vuelvo a dormir tampoco lo tendré. Y aunque esté despierta no lo olvidaré.
domingo, diciembre 06, 2009
Sin hablar, sin correr
No sabía como abrir una nueva pestaña.
En la vida hay que dejarse llevar, al menos una vez.
No sabía como marcar rápido los números.
Es posible sentir el movimiento de los cuerpos.
No sabía que las pesadillas podían tener tanta energía.
Es este cuerpo al que no le agrada lo lejos que estás.
La compañia de la soledad, analizándome y buscandome,
y yo esperando lo que el día me quiera dar.
Porque todo el mundo necesita tiempo
para caminar bajo la lluvia.
No creo que el silencio sea una forma de mentir.
Es igual a la valentía de vivir y volar.
Con alas o sin ellas. Pero con ganas.
Sin palabras.
En la vida hay que dejarse llevar, al menos una vez.
No sabía como marcar rápido los números.
Es posible sentir el movimiento de los cuerpos.
No sabía que las pesadillas podían tener tanta energía.
Es este cuerpo al que no le agrada lo lejos que estás.
La compañia de la soledad, analizándome y buscandome,
y yo esperando lo que el día me quiera dar.
Porque todo el mundo necesita tiempo
para caminar bajo la lluvia.
No creo que el silencio sea una forma de mentir.
Es igual a la valentía de vivir y volar.
Con alas o sin ellas. Pero con ganas.
Sin palabras.
viernes, diciembre 04, 2009
Todo por un café
Lo de vivir juntos vino después.
Se había hecho imposible de soportar, todos los días a toda hora mientras estabamos en el mismo lugar era un infierno. Nunca tuve claro qué quería de mí o qué le podía dar pero se veía tan perfecto. Él solía orinarse en los pantalones todas las mañanas después de luna llena, lo sabía bien y no se hacía el tonto, usaba sus pañales. Pero, era muy incómodo en ciertas ocasiones, ustedes me entenderán. Siempre tomaba avena en el desayuno y cuando no había se comía las hojuelas en leche con uvas pasas. Tenía un extraño gusto por las hormigas. Un día llegó a casa con una caja transparente de arena, la colocó en el comedor y todos los jueves a las 5 de la tarde se sentaba con un café a mirarlas trabajar. Lo sé porque era mi día libre y aunque yo prefería salir a caminar, su café tenía que estar en la mesa a las 5 en punto.
Bueno, que les puedo decir era una mujer hermosa, cuando la ví me impactó. La conocí en una cafetería y me encantó la forma en la que limpiaba la espuma del capuccino de su boca. Tengo que decir que nunca imaginé que viviríamos juntos, estaba fuera de mi alcance, pero la verdad no me esforcé para nada en conquistarla. O estaba muy desesperada o en ese momento resultamos perfectos el uno para el otro. No soy muy optimista, a veces creo que se trata de una broma de mis amigos, porque una mujer que parece de otro mundo no puede fijarse en alguien como yo.
Lo de vivir juntos vino después, yo no sabía mucho acerca de su vida y supongo que la mía no era tan interesante. Me dediqué a encontrarle patas al gato, pero no las tenía, todo era perfecto. Pero ese día, cuando regresé a casa y el café no estaba en la mesa, noté que algo andaba mal. Subí al cuarto y me encontré con una sorpresa muy desagradable. Llévabamos mucho tiempo sin estar juntos y en ese momento supe por qué.
Después de darme cuenta de lo que había hecho los dejé tirados en la cama.
Sus ojos estaban cerrados.
Y yo nunca volví.
Se había hecho imposible de soportar, todos los días a toda hora mientras estabamos en el mismo lugar era un infierno. Nunca tuve claro qué quería de mí o qué le podía dar pero se veía tan perfecto. Él solía orinarse en los pantalones todas las mañanas después de luna llena, lo sabía bien y no se hacía el tonto, usaba sus pañales. Pero, era muy incómodo en ciertas ocasiones, ustedes me entenderán. Siempre tomaba avena en el desayuno y cuando no había se comía las hojuelas en leche con uvas pasas. Tenía un extraño gusto por las hormigas. Un día llegó a casa con una caja transparente de arena, la colocó en el comedor y todos los jueves a las 5 de la tarde se sentaba con un café a mirarlas trabajar. Lo sé porque era mi día libre y aunque yo prefería salir a caminar, su café tenía que estar en la mesa a las 5 en punto.
Bueno, que les puedo decir era una mujer hermosa, cuando la ví me impactó. La conocí en una cafetería y me encantó la forma en la que limpiaba la espuma del capuccino de su boca. Tengo que decir que nunca imaginé que viviríamos juntos, estaba fuera de mi alcance, pero la verdad no me esforcé para nada en conquistarla. O estaba muy desesperada o en ese momento resultamos perfectos el uno para el otro. No soy muy optimista, a veces creo que se trata de una broma de mis amigos, porque una mujer que parece de otro mundo no puede fijarse en alguien como yo.
Lo de vivir juntos vino después, yo no sabía mucho acerca de su vida y supongo que la mía no era tan interesante. Me dediqué a encontrarle patas al gato, pero no las tenía, todo era perfecto. Pero ese día, cuando regresé a casa y el café no estaba en la mesa, noté que algo andaba mal. Subí al cuarto y me encontré con una sorpresa muy desagradable. Llévabamos mucho tiempo sin estar juntos y en ese momento supe por qué.
Después de darme cuenta de lo que había hecho los dejé tirados en la cama.
Sus ojos estaban cerrados.
Y yo nunca volví.
miércoles, diciembre 02, 2009
Alguien esperaba un taxi
No creo que nunca alguien haya escuchado algo como eso jamás. Eres lo que siempre pensaste que fuiste y mientras más lo piensas, más dejas de serlo. Aunque suene absurdo, tonto o demasiado evidente, aunque suene como un gran pez que solo habla porque quiere agua.
Antes de la medianoche ella estaba preocupada, con la mirada perdida, la espalda destrozada. Sus pies estaban rojos de tanto andar, y sus ojos cansados esperaban ver el mar. Nunca estuvo tan cerca de la muerte, la idea de enfrentarla la aterrorizaba pero la sentía cercana. Le suplicaba que no se lo llevara, que le dejara una última vez siempre, que no le hiciera tanto daño, que la esperara. Indolente y arrogante, de la manera más cruel le dió una golpe en la cara y la tiró al suelo. Pero, ella seguía suplicándole,para terminar escuchando de su parte: "Las palabras son inertes, las palabras están muertas."
En la ventana de un puente verde, Lucía le decía a la muerte: "Mi existido, existe y existirá" y "No necesito explicaciones cuando mis sentimientos son razones." Pero ahora sí; está bien, si no me lo quieres permitir, si me quieres llevar contigo, si ese respiro que antes con tanta dulzura me ofreciste ya no es mío. Llévame, porque nada más me importa. Llévame, porque nada más tiene sentido. Llévame, porque ya no siento que vivo.
"No llores", le contestó la muerte: "No llores que te espera otro camino.", "Está en todos nosotros: nuestros cuerpos están muertos, pero nuestros cerebros todavía están vivos."
Antes de la medianoche ella estaba preocupada, con la mirada perdida, la espalda destrozada. Sus pies estaban rojos de tanto andar, y sus ojos cansados esperaban ver el mar. Nunca estuvo tan cerca de la muerte, la idea de enfrentarla la aterrorizaba pero la sentía cercana. Le suplicaba que no se lo llevara, que le dejara una última vez siempre, que no le hiciera tanto daño, que la esperara. Indolente y arrogante, de la manera más cruel le dió una golpe en la cara y la tiró al suelo. Pero, ella seguía suplicándole,para terminar escuchando de su parte: "Las palabras son inertes, las palabras están muertas."
En la ventana de un puente verde, Lucía le decía a la muerte: "Mi existido, existe y existirá" y "No necesito explicaciones cuando mis sentimientos son razones." Pero ahora sí; está bien, si no me lo quieres permitir, si me quieres llevar contigo, si ese respiro que antes con tanta dulzura me ofreciste ya no es mío. Llévame, porque nada más me importa. Llévame, porque nada más tiene sentido. Llévame, porque ya no siento que vivo.
"No llores", le contestó la muerte: "No llores que te espera otro camino.", "Está en todos nosotros: nuestros cuerpos están muertos, pero nuestros cerebros todavía están vivos."
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